Polla con ciruelas

Sigo sin comprender qué es lo que ve tanta gente de maravilloso en la obra de Marjane Satrapi.

¿y qué más?
Trata temas comprometidos, eso puntúa alto. Vale. Pero no tiene mérito. Porque la chica es iraní, y realmente lo que está haciendo al “ofrecer un desgarrador y valioso testimonio autobiográfico” es contar cómo se vive allí, un puñetero slices of life. Otro. Más costumbrismo. Nunca hay bastante costumbrismo.
Se alaba también su “intencionado, expresivo y sugerente trazado naif”. Esto quiere decir que dibuja mal, pero dicho así no es un defecto, sino un mérito ¿y eso por qué? Porque no se ha vendido como un tebeo para frikis, sino como algo más, alta cultura. Anuncios pagados y publicidad encubierta en forma de reportajes en El País de las Tentaciones o el Elle. Esto va destinado a las masas. Y a las masas no se les debe insultar. Dales un Watchmen, un Batman: Silencio, un Mort Cinder, un Youngblood, dales algo con un guión elaborado, narrativa sincopada, viñetas poco fluidas. No lo entenderán porque no saben leer un tebeo. Lo rechazarán. A las masas hay que darles guiones sencillitos con dibujitos fáciles. Y si hay tema social de fondo, aunque sea costumbrismo disfrazado, tenemos éxito de ventas. A la gente le gusta que le den algo trascendente, si está bastante masticado y no hay que pensar. El Persepolis, el Maus... Jóvenes autores, recordad por tanto no esmerar el dibujo, si queréis llegar al gran público debéis esforzaros para conseguir justo lo contrario. El minimalismo infantil es la clave. Juego de niños.
Y es que a lo que las masas alaban el medianamente entendido le encuentra las carencias. Y no es justo que unos triunfen por una estrategia de marketing mientras otros con mayor calidad esperan eternamente la oportunidad.
Un ejercicio de honradez. Aquí debajo dejo dos imágenes. Una pertenece a una autora iraní de gran compromiso social y estudiada estética naif. La otra a un paisano que busca el camino a la profesionalidad desde sus colaboraciones puntuales en el fanzine Ojo de Pez. Con el corazón en la mano ¿es tanta la diferencia?


¿dónde reside entonces el éxito de algunos sobre el anonimato de otros? Debemos preguntarnos si no estamos ante uno de estos casos cada vez más preocupantes de discriminación positiva. Satrapi sería promocionada y comprada por ser chica. Ese sería su mérito. Y conste que no hablamos de nada sucio. Ella ha dibujado, entregado, y los editores han considerado que ese trabajo, bien condimentado con una gran estrategia publicitaria (mujer, iraní, denuncia...), puede encontrar un hueco en el mercado de verdad. Norma se forra y eso es bueno para el mundillo. Pero queda siempre la sensación de que la misma obra la firma un jubilado de Cuenca y no se hubiera comido un royalty. De Maitena ya no hablamos.
Estamos en un momento crítico en que algunos de los autores españoles noveles (o no tanto) se plantean seriamente trabajar bajo un nombre de aspecto anglosajón por considerar que su obra se venderá mejor. Preferimos foráneo a paisano en igualdad de oportunidades, es un hecho que está ahí. Porque no es lo mismo un tebeo firmado por Francisco Vargas que un cómic de Michael Horsepower, ni punto de comparación. Actores y actrices se buscan nombres molones para vender más, es algo aceptado, esto sería algo parecido. Incluso, a lo mejor, puede estar ya sucediendo. Desde Adlo! Lo que también sugerimos a nuestros autores es que se busquen nombres de mujer, es una posibilidad a estudiar y que puede permitirles entrar en el gran mercado. Ni guión ni dibujo, lo que tenéis que trabajaros de verdad es una buena autobiografía. Si además os vais a dedicar al manga, podéis meter en vuestra web fotos de japonesas en bikini y tendréis el éxito asegurado. Son malos tiempos para ser hombre.
De nada, somos así.
<< Home